Opinión experto asesor

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¿Poca actividad y decides intentar vender un vehículo usado de la empresa?, analizamos qué implicaciones tiene su baja en la valoración contable.

El valor neto contable (VNC), denominado en el PGC como valor contable o valor en libros, se corresponde con el importe neto por el que un activo se encuentra registrado en el balance menos la amortización acumulada y menos las correcciones valorativas por deterioro de valor (antes, las provisiones por depreciación).

El valor residual de la furgoneta “es el importe que la empresa estima que podría obtener en el momento actual por su venta u otra forma de disposición, una vez deducidos los costes de venta, tomando en consideración que el activo hubiese alcanzado la antigüedad y demás condiciones que se espera que tenga al final de su vida útil” (literal del PGC).

Si en el momento de su incorporación al balance la furgoneta no tenía valor residual, al finalizar su vida útil y, por tanto, estar completamente amortizada, el valor contable será cero. Hay que tener en cuenta que el valor residual se hubiera correspondido con la estimación del importe que se hubiera podido obtener por su venta una vez concluida la vida útil.

Por tanto, lo primero a considerar es la vida útil contable del vehículo. Por ejemplo un cálculo podría ser que, en condiciones normales de actividad, se recorrerán 50.000 km al año, y a los 4 años o 200.000 km la furgoneta no resulta rentable para la empresa (averías, fiabilidad, etc.) y se debe renovar el elemento. Estos 4 años de vida útil marcarían el plazo de amortización contable.

Ahora bien, siguiendo el ejemplo, la furgoneta con 4 años y 200.000 km puede ser perfectamente útil y rentable en otra empresa, que la usara otros 4 años a 10.000 km al año. Esto indicaría que, aunque la vida útil de la furgoneta para nuestra empresa está estimada inicialmente en 4 años, el vehículo tendría una vida económica mayor (8 años). El PGC define vida económica como el periodo durante el cual se espera que el activo pueda ser usado por uno o más usuarios.

Ligado a esta “vida económica” superior a la “vida útil” es donde entendemos que nace el concepto de valor residual. Pues al final de su vida útil, la furgoneta poseerá unas características que le confieren un valor en el mercado de segunda mano de automóviles. Esta valoración o importe que depende de las condiciones de uso, la actividad de la empresa, el mercado de automóviles, etc. es el que reduce la base de amortización de la furgoneta en el momento de su incorporación al balance (y, si fueran significativas, también posteriormente se deberían ajustar las variaciones que se produzcan en el valor residual de la furgoneta).

El valor residual también se reduce en los costes estimados de venta de la furgoneta.

Sólo añadir que el valor residual no se aplicará si se estimara poco significativo (por ejemplo, si al final de la vida útil la empresa solo estimara recuperar algunos euros por su venta como desguace o chatarra).

Todo lo que hemos expuesto hasta ahora se ha hecho en términos contables, dando por hecho que se amortiza igual contable y fiscalmente. Y es que conviene aclarar que, aunque en la práctica se amortice la misma cantidad contable y fiscalmente, es posible que para un elemento la amortización contable sea diferente a la fiscal. Mientras la primera se basa en las características técnicas, de producción, uso, etc. del elemento, la segunda se basa en los porcentajes fijados en las tablas oficiales. En este caso la furgoneta presentará un valor contable diferente a su valor fiscal.

Un saludo,

www.expertoasesor.com

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Publicado en: Contable

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